Rodrigo Cortés: «El concepto de fraude paranormal me parecía apasionante»
03.03.2012 23:06
Tras “Concursante” (2007) y “Buried” (2010), Rodrigo Cortés presenta su tercer trabajo, “Luces rojas” (ver tráiler y escenas), ambicioso thriller sobrenatural para el que ha contado con Sigourney Weaver, Robert De Niro y Cillian Murphy al frente del reparto.

El cineasta supone un caso casi excepcional en nuestra industria, con una progresión creativa que hace que haya muchas, muchas miradas puestas en este largometraje. Sin embargo, parece tener las cosas tan claras que la presión no le afecta demasiado.
¿De dónde surge la idea para “Luces rojas”?
Del concepto de los fraudes paranormales, me parecía apasionante. Se unían la idea de lo paranormal, lo desconocido; el fraude, que no es sino el ser humano haciendo lo que mejor sabe hacer; y por último el ilusionismo, hacer verdadero lo falso. Los tres elementos permitían hacer un thriller acerca de la percepción que jugara con el espectador, que le obligara a desconfiar de sus propias percepciones.
Y firmas el guion.
Bueno, cuando pagas a De Niro ya no te puedes permitir contratar a un guionista bueno… No, hablando en serio, quitando la excepción de “Buried”, que me sedujo de una forma brutal, siempre he escrito todo lo que he dirigido. La verdad es que el buen, buen material es muy escaso. Es muy difícil que de los cinco o seis buenos guiones que hay por el mundo te llegue alguno que no se queden Michael Mann, Ridley Scott o Steven Spielberg, así que generar tu propio material te hace ser el primero de la lista.
He oído algo acerca de una labor de remontaje de la película después de la proyección en Sundance. ¿Es cierto?
No, remontaje no. También lo hicimos en “Buried”. Cuando puedes ver una serie de proyecciones, en este caso en Sundance, tienes una extraordinaria oportunidad para pulsar la energía de la sala y del público, y hacer pequeños retoques. Son pequeños ajustes de montaje de sonido, cosas así. Ojalá tuviéramos siempre esa oportunidad.

Para alguien de tu generación, disponer de Sigourney Weaver o Robert De Niro es como disponer de quien te ha enseñado a amar el cine. ¿Cómo ha sido trabajar con ellos?
La verdad es que la posición del fan no es la que más te favorece. Trabajar con gente de este calibre te hace las cosas más fáciles, no más difíciles, porque saben todo lo que tienen que saber de su profesión. Además, su reacción al guion fue muy poderosa, se embarcaron en este proyecto porque quisieron hacerlo. No han sido nada divos, todo lo contrario, se han comportado como currantes, como todos. Al final el rodaje lo absorbe todo, no hay más.
Diriges, escribes y montas. ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Tienes un todo en la cabeza o disocias cada labor?
Suelo partir de una concepción finalizada del producto. Pienso en términos definitivos, imaginando la película. Cuando escribo, en cierta manera estoy montando; y cuando dirijo creo que me estoy sirviendo del material original para recomponer el puzle a posteriori. Todo son fases de un único proceso. Pero fuera de todo esto, cada cosa la trato aparte. Cuando dirijo, no respeto nada al guionista, busco estar muy atento a lo que pueda suceder. Y cuando monto no respeto nada al director y al guionista, y si puedo cortar algo, lo corto. Escucho a mi cuerpo.
¿Y el Rodrigo Cortés productor qué aporta en todo eso?
Él permite proteger la película, mantener hasta el final lo que cree que debe ser la película.

Creo que te has documentado muchísimo sobre el mundo paranormal. A pesar del escepticismo, ¿te has topado con algún caso que te haya hecho dudar?
En general dudo de todo, me considero literalmente escéptico. Después de todo el proceso de investigación y documentación, puedo asegurar que el noventa y nueve por ciento de los casos con los que me he encontrado o bien tenían un origen natural, o bien eran fraudes, o bien respondían a una percepción subjetiva de la realidad. Pero hay un uno por ciento que se resiste a ser explicado. No creo en lo sobrenatural, pero hay una serie de cosas que no facilitan su explicación inmediata… de momento.
El trío principal es el que atrae los focos, pero tienes a un titán como Toby Jones en un papel secundario. ¿Cómo le elegiste?
Al principio no tienes nada claro ese tema, trabajas los personajes sin constricción. Salvo en el caso de Sigourney y en de Leonardo Sbaraglia, porque el papel estaba escrito para él. Pero siempre intentas encontrar los mejores para cada personaje, claro, y Toby es un actor inmenso. Estoy muy orgulloso del casting que hemos conseguido reunir. Hemos puesto el mismo cuidado en escoger a los protagonistas que en los extras con una frase, todos han pasado un proceso de casting muy estricto.
¿Y has percibido el potencial de Elizabeth Olsen?
Sí, claro. Yo no la conocía, se ha vuelto más popular después de Sundance el año pasado. Pero cuando le hicimos las pruebas no sabía quién era ella, y desde luego no conocía su árbol genealógico. Sé que fue la mejor en una audición entre las treinta actrices que teníamos.
Y hay que felicitarte por la participación de Eugenio Mira como el joven De Niro…
La verdad es que lo hace muy bien. Pero te digo que pasó por el mismo proceso de selección que el resto. Me dijo que podía hacerlo, que llevaba toda la vida imitándole. A él y a Sean Penn, Eugenio se considera el eslabón perdido entre ambos. Me pareció bien, pero pasó el casting en Los Angeles como todo el mundo.

Decía Kike Maíllo el otro día al recoger el Goya por “Eva” que el cine español da primeras oportunidades, pero escasas segundas y casi nulas terceras. No es tu caso en absoluto.
Bueno, probablemente Kike tenga razón, pero creo que yo siempre lo he pensado al revés. Que la primera era la difícil, y la segunda llegaba casi por defecto. Pero bueno, seguramente esto tampoco es verdad. Precisamente “Luces rojas” explica a dónde conducen las percepciones subjetivas. En cualquier caso, las cosas nunca son fáciles, ni aquí ni en ninguna parte. De lo que sí estoy convencido es de que las cosas no se consiguen llorando. Hay que olvidar la queja y concentrarse en la mejor jugada con las fichas disponibles.
La verdad es que tu caso es realmente peculiar en nuestro cine, vas lanzado.
No sé, visto desde fuera, tal vez. Pero es una cuestión de mucho trabajo, he trabajado muchísimo en el circuito de cortometrajes, que parece la rampa natural. Pero al final el salto al largo no es tal, es casi más un deslizarse. Nunca se sabe. “Concursante” no la vio nadie, nadie sabe que existe, por ejemplo; luego vino “Buried”, que me llegó porque era un guion que estaba dando vueltas y nadie quería hacer. Era una película asumible económicamente; y es curioso, porque la primera propuesta que nos hicieron fue rodarla en español para luego hacer el remake. Pero dijimos “hagamos nosotros el remake”. Y Ryan Reynolds sí había visto “Concursante”, y le había encantado, y por eso se apunta al proyecto. Y luego gusta. ¿Por qué? No lo sé. Todo depende de factores que escapan a tu control. Te la estás jugando todo el rato.
¿Qué es lo próximo que quieres hacer?
Dormir. Y después de eso, no lo sé. Trato de trabajar sin ninguna presión, sólo busco algo que me interese, que me estimule, que considere que merece que vuelque todo mi ser en ello durante dos años. Por las razones que sean. Pero no tengo ningún proyecto ahora mismo, llevo dos años y medio sin parar ni un día, trabajando quince horas de lunes a domingo. Estoy exhausto.
¿Pero te gustaría hacer algo totalmente español?
Sí, por supuesto. Deseo hacerlo. Entre otras cosas porque amo el lenguaje, y el control total sólo se tiene sobre tu propia lengua. Pero todo depende de la historia. En este caso, este enfrentamiento entre razón, deseo de creer y espectáculo funciona en Estados Unidos. En Europa, que es una sociedad más vieja y descreída, no funcionaría tanto.